Existe mucha tristeza dentro del frasco de mermelada, tanta que la duda es si ya vino así de fábrica. Lo más probable es que sí. Siempre sabe a tristeza. Con pan lactal tostado, sin tostar, en postres o galletitas.
Está en la heladera, pudriéndose. Detestan el sabor de la desesperación en el desayuno cada mañana. No pueden reclamar otra mermelada, es lo qué hay. Cuando se pudra se puede desechar.
La mermelada siente frío cuando debería sentirse cálida en una esquina dentro del refrigerador. Espera, sabe que detestan sentir el miedo en todo el paladar cuando meriendan. Espera, hasta pudrirse.