Yo también quiero creer que no siento dolor, que todo es parte de una locura mía, que en este tiempo cada incomodidad manifestada no es cierta.
Pero no es así.
Siento dolor.
Mucho dolor.
El corazón se me aplasta, la angustia me consume, el alma se me parte y no tengo a quien contarle cómo cada pieza rota me abre una nueva herida.
Yo también quiero creer que nada de lo que siento es real, ¿Pero cómo puedo hacerlo si el alma me pide a gritos que la salve de la tempestad a la que yo misma la he condenado?
Si lo que siento no es real, ¿Entonces por qué mis ojos lloran cada vez que miro el cielo?
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